El hormigón es el material de construcción más utilizado en todo el mundo. Se utiliza en construcciones residenciales (edificios, casas y bloques de varios pisos) y también en obras de infraestructura como puentes o carreteras. El hormigón es un producto de alta calidad, resistente y duradero.
El hormigón se compone, básicamente, de 3 elementos: cemento, agua y materiales áridos pero la realidad es más compleja ya que se debe agregar aditivos, suplementos y fibras según el resultado deseado.
Hay distintos tipos de cementos y según los usos y propiedades únicas de cada tipo depende de la composición química de sus componentes (sea de los óxidos o de las distintas reacciones de hidratación). Otro factor que determina la calidad del cemento es la resistencia a compresión que influirá en la posterior resistencia del hormigón. También, el fraguado y el primer endurecimiento son determinante en sus propiedades conglomerantes.
El cemento portland es el tipo de cemento más utilizado aunque cada vez se realizan más adiciones activas al cemento molido de clinker y piedra de yeso. Según las adiciones se puede obtener cemento puzolánico, siderúrgico o cemento aluminoso entre otras distinciones.
Los suplementos, por su parte, agregan valor al endurecimiento del hormigón. A su vez, los agregados o áridos representan del 60 al 75% del volumen total de la mezcla y deben poseer por lo menos la misma resistencia y durabilidad que se exija al hormigón. Los áridos silíceos son los que aportan mayor durabilidad al hormigón pero es importante recordar que los áridos que se emplean en hormigones se obtienen mezclando tres o cuatro grupos de distintos tamaños para alcanzar una granulometría óptima
El agua de amasado interviene directamente en la hidratación del cemento. La cantidad debe ser exacta, ya que el exceso de agua creará huecos en el hormigón disminuyendo la resistencia del mismo. Durante el fraguado se puede agregar agua pero es importante realizar los cálculos para evitar la desecación y mejorar la hidratación.
Con respecto al agua, es importante utilizar agua apta para los fines necesarios. La la normativa vigente hace mención al pH, el contenido en sulfatos, el cloro y los hidratos de carbono que pueden encontrarse en una muestra de agua.
Los aditivos pueden generar un efecto acelerador, retardador o plastificante por ejemplo. Según las fibras, cargas, pigmentos y aditivos, también, se puede lograr una mejor adhesión, impermeabilización, coloración del hormigón y mucho más.
A la hora de agregar aditivos es necesario realizar ensayos para evitar poner en peligro la durabilidad y la corrosión del hormigón y de las armaduras. Los aditivos pueden agregarse antes o durante el amasado. Se recomienda que los aditivos no superen el 5% del peso del cemento.
Por último, vale la pena recordar los tipos de hormigón. Por ejemplo, existe el “hormigón impreso” que sólo se utiliza con fines decorativos a diferencia de “hormigón proyectado” (se proyecta a alta velocidad con una manguera quedando comprimido sobre la superficie de forma instantánea). Luego está el “hormigón armado” que cuenta con barras de hierro o acero que forman una malla que al fraguar es capaz de resistir las tensiones y esfuerzos de compresión y tracción. El “hormigón pretensado” es similar al armado pero es sólo con barras tensadas.
También existe el “hormigón prefabricado”, se trata de piezas fabricadas en una planta y trasladadas a la obra donde se ensamblan in situ. El hormigón prefabricado se utiliza mucho en puentes, columnas, vigas, muros de contención, cerramientos y más.
Luego está el “hormigón ligero” (densidad menor a 800 – 2000 kg/m3) para estructuras que necesitan reducir el peso y el “hormigón pesado” (densidad mayor a 3000 kg/m3) que se utiliza para proteger de radiaciones, por ejemplo.